Una de las cosas que vuelve a la lectura fascinante es la capacidad que tienen algunos relatos de sembrar la duda en el lector sobre los hechos que narran, hacer que se pregunten si efectivamente ocurrieron o son pura ficción. Y los niños no son la excepción, por el contrario, este tipo de relatos producen una suerte de encantamiento muy motivador para desarrollar el hábito de la lectura en ellos.
Las leyendas son un ejemplo de este tipo de relatos. Una leyenda es una narración tradicional que incluye elementos ficticios, a menudo sobrenaturales y cuya acción transcurre en un tiempo y espacio reales, lo que aporta al relato cierta verosimilitud. La leyenda transcurre en un mismo reino de posibilidades al que pertenecen el narrador y su audiencia. El mundo está lleno de leyendas, que a lo largo de la historia, se van trasmitiendo de generación en generación, ya que están fuertemente arraigadas en la tradición oral de cada lugar en que se originan. Entre las más reconocidas universalmente se encuentran la fundación de Roma junto a Rómulo y Remo, la guerra de Troya o los viajes de Ulises para regresar a Itaca. Pero existen muchísimas leyendas que nos invitan a transitar un camino entre lo ficticio y lo real, por ejemplo, en Argentina cada región tiene las suyas: El tigre y el quirquincho, de Catamarca; La sombra del ombú, de Buenos Aires; Tex, el ona errante, de Tierra del Fuego; son algunas de ellas.
Les recomendamos las colecciones Leyendas y Leyendas de mi país para explorar con los chicos y descubrir junto a ellos este fascinante género literario.